Réquiem al Gato Soñador

Bueno, finalmente decidí retomar este pequeño blog. Así es, después de seis meses de nada; luego de una sola e improvisada entrada. Lo que les voy a presentar ahora originalmente era un mail que escribí para contarle a mi familia que viajaba felizmente or Canadá, cómo me había ido en la escuela (así es, me dejaron sola en semana santa...).


Quienes hayan estado en mi escuela sabrán a lo que me refiero cuando diga que esto sucedió durante las patéticas celebraciones de Prepa Week '09. Para quienes no tengan idea de qué estoy hablando, sólo deben saber que era un intento de festival escolar con conferencias y guerra de bandas que no recibió el apoyo esperado (fue un desastre).


He aquí el Réquiem al Gato Soñador:

El día de hoy me permitiré contarles, y así recordar juntos, al Gato Soñador y su importancia en nuestra vida diaria.

Hace muchos o pocos años, no puedo saber cuantos exactamente, llegó a la Ciudad un gato. Era un gato común y corriente. No podemos saber con certeza donde nació, ni si tenia un lugar fijo donde pasar las noches. Lo que sí conocemos es su gusto por la comida fresca y calientita, como cualquiera de nosotros, sólo que él la prefería cubierta de plumas.

Este gato en particular, a pesar de haber dejado este mundo, es digno de ser recordado como una alegoría a la perseverancia.

Debemos recordar a este gato y tratar de seguir su ejemplo, pues este animalito estaba envidiablemente seguro de lo que quería, en este caso sólo era un poco de comida. El gato fue capaz de viajar hasta donde debía para alcanzar su sueño, que para ustedes puede ser poco, pero para el la punta del pino, donde esta ubicado el nido de su agrado particular, no era un lugar fácil de alcanzar.

El gato fue capaz de idear una estrategia para lograr su meta, aunque sólo requiriera un salto certero de una rama a otra, y por ultimo el gato tuvo el valor de dar ese salto esencial.

Debemos recordar a este gato por su ejemplo. Debemos tomarlo como un héroe de quienes sacrifican lo necesario por su sueño, incluso la vida, como le sucedió al gato que brincó y cayó sobre el transformador.

Nunca sabemos hasta donde puedan llegar nuestras acciones, incluso cuando ya no estemos, como por ejemplo que toda la población estudiantil y docente pase varias horas lamentando la pérdida de la vida del gato y la falta de luz en TODA la escuela que esto causó.

Ahora que han recordado la historia admirable del gato, pueden armarse de valor para seguir sus propios ideales y sueños. Recuerden que si ustedes no lo logran, alguien más puede seguir sus huellas y llegar a la meta, o volver a brincar del mismo pino y caer sobre el transformador causando molestar severo entre las personas que no tienen luz en todo el edificio, no pueden imprimir, no pueden ver en los baños que no funcionan, se ven privados de servicio básico de bebedero y además deben mendigar por el cambio exacto para poder comprar algo porque la registradora de la cafetería no abre, sin mencionar el retraso de la Guerra de Bandas y la falta de karaoke con que salvar el orgullo de aquellas bandas cuyos temas fueron desgarrados en un desastre a cuatro voces, el día de ayer.

Recuerden al gato soñador. Puede que no sea el último en su clase.


Eso es todo. Aunque no estoy segura de que un gato haya sido la causa de ese apagón en particular, sí les puedo asegurar que esto en efecto sucedió, en por lo menos dos ocasiones anteriores.

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