Motivación Vocacional
Vaya, yo pensaba que estos meses de verano serían muy productivos, pero parece ser que me equivoqué.
Si tuviera una cuenta de banco donde se acumularan mis horas desperdicadas/aprovechadas en hacer nada, sería rica. Desafortunadamente, no existe tal cosa. Bueno, ahora que lo pienso algo similar sucedía en el libro Momo de Michael Ende, pero en este caso las horas de ocio se quedan guardadas en mi mente y no con hombres grises.
He leído mucho estas vacaciones. Trato de dividir mis lecturas entre clásicos, best-sellers del momento y un poco de cultura pop. En estos momentos creo que esas categorías son representadas por Gone With the Wind de Margaret Mitchell, The Hunger Games de Suzanne Collins y el cómic Watchmen de Alan Moore y Dave Gibbons.
Esas son sólo algunas de las cosas que me he dedicado a leer a altas horas de la madrugada. Son mi escape de lecturas más tradicionales y trascendentes que forman parte de mi programa académico. Ya llegaré a eso en su debido momento. Por ahora trato de empezar a hacer algo productivo con lo que me queda de mis vacaciones.
Traté de conseguir un trabajo, pero no había plazas de verano en donde apliqué. Supongo que debería aprovechar el tiempo para escribir más, pero después de un intenso semestre creativo, no he escrito nada en lo que va del verano. Lo sé, soy una desgracia para la carrera, debería estar avergonzada y culpar mi falta de disposición creativa a alguna malévola institución académica que me a robado el gusto por la escritura, pero ese no es el caso.
Admito que mientras buscaba trabajos de verano, tuve una pequeña crisis pre-profesional. Llegué a la conclusión de que en realidad no tenía muchas habilidades útiles en el mundo real. Pensé seriamente a qué me quería dedicar después de graduarme, especialmente si quiero regresar a mi ciudad natal, donde desgraciadamente, hay oportunidades limitadas dentro del rango cultural.
Le di vueltas al asunto y renegué ante la aparentemente inevitable alternativa de dedicarme a dar clases (pese a que eventualmente no me molestaría una profesión académica, preferiría hacer otra cosa antes). Una vez más me di cuenta de que no soy una persona particularmente sociable, o alguien que no tenga problemas en usar sus contactos para pedir favores.
Entonces, meditando sobre mis futuras alternativas laborales, Yahoo puso un articulo en sus noticias recientes. Era algo sobre carreras para gente introvertida. Decidí ver que decía y en segundo lugar estaba la respuesta a mis problemas: escritor (a).
Pasé tanto tiempo pensando en tangentes, planes de respaldo y cosas tradicionales, que olvidé lo que quería hacer desde el principio. Veía películas con protagonistas que encontraban una forma de trabajar en lo que más les gustaba (de forma completamente irreal, por supuesto) y olvidé que yo ya sabía lo que quería hacer.
Todo el tiempo estuve pensando: "Quisiera poder leer historias en voz alta todo el día; quisiera poder dedicarme a escribir halagos de los libros que más me gustan, como Stephen King" y olvidé que para hacer eso, Stephen King primero se había dedicado a escribir sus propias historias.
Así que en realidad mi carrera sí me está dando habilidades útiles. Estudio Shakespeare y ahora puedo distinguir cuando hay referencias a Machbeth en Harry Potter, o a Hamlet en Gone With the Wind. Incluso mis madrugadas desperdiciadas en FanFiction me ayudan a ver porqué Bella Swan es una Mary Sue, como muchas de mis heroínas de cuentos escritos en secundaria.
Admito que no soy la persona más constante en esto de escribir a diario. Admito que necesitaré algún trabajo más estable para pagar las cuentas, pero ya recordé lo mucho que quiero escribir.
Ya recordé que antes de escoger mi carrera ya tenía claro lo que me gustaba hacer. Después de un año no necesito cambiarme a medicina o idiomas. Sería divertido viajar con viáticos y trabajar en un laboratorio, pero aunque sé leer mapas para nunca perderme, y recuerdo un poco sobre la escala de pH, no soy buena entablando conversación con extraños, ni puedo estar en el mismo cuarto que una jeringa sin desmayarme.
Mi lugar está frente a una hoja en blanco, de papel o electrónica. Trabajo mejor sola, a las tres de la mañana, con la ventana abierta y mi música en aleatorio.
No seré la mejor en esto de escribir, pero me gusta y si en algún punto de mi vida pudiera ganar dinero por redactar tonterías en la madrugada, ¡qué bien! y si no, no importa. Encontraré algún trabajo con niños y libros que me permita desperdiciar un par de horas cada semana leyendo y escribiendo cosas intrascendentes e irrelevantes para el resto del mundo, fuera de mí.
Comments
Post a Comment