Amargada Musical
Es difícil recordar una canción que no me guste. Verán, normalmente trato de evitarlas. La primera que se me viene a la mente es la versión ranchera de Rosas, pero por no repetir demasiado de la entrada anterior, pensaré en otra.
Bien, ya recordé una canción que no me agrada. No digo que sea una mala canción, ni nada por el estilo. Simplemente me frustra y siempre le cambio de estación cuando sale en la radio.
Lo admito, -y me preparo para la inevitable lluvia imaginaria de piedras y tomates- me desepera la canción I don't want to miss a thing de Aerosmith.
Increíble, pero cierto.
Tal vez sea por su mensaje nostálgico y meloso; puede ser que como nunca he visto Armageddon, no puedo apreciar la calidad sentimental de esta canción; o sencillamente soy una amargada que se frustraba cada vez que mis amigas la cantaban emotivamente en el carro (teníamos quince años y pocas cosas eran tan divertidas como perder el tiempo dando vueltas en un Micra con la música a todo volumen).
En fin, sea cual fuere la razón, el punto es que yo no tengo problema en perderme un par de cosas, especialmente esta canción. La letra sigue estando bonita, la tonada le queda y es el himno por excelencia de varios enamorados. Es sólo que yo no soy parte de esas multitudes.
Quizá en un futuro, cuando forme parte de las hordas de enamorados, y alguien ose dedicarme esa canción, probablemente reconsideraré mis gustos musicales, pero por el momento no extrañaré nada de esta desesperante pieza musical. Ni modo, así son las cosas; no es ella, soy yo.
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