Espectáculo Monstruoso
He aquí mi versión del viernes seis de mayo del 2011, día en que Lady Gaga presentó en el DF el último concierto de su Monster Ball Tour.
El boleto oficial, impreso desde internet, decía que de los 55 mil espacios disponibles, nuestros lugares estaban en la sección V2 del Foro Sol. Al principio creí que no iba a ver nada, porque como se trata de un estadio de beisból, el escenario nos quedaba en diagonal. Me equivoqué; en realidad se veía muy bien.
Según el boleto, el espectáculo empezaba a las 8:30. Obviamente, ya sabíamos que antes de ver a la mother monster habría que pasar por teloneros y retrasos, pero de cualquier forma nos fuimos desde las seis de la tarde al estadio.
Gracias al fabuloso tráfico del Distrito Federal, llegamos al estadio en una hora y media (la verdad es que pudo haber sido mucho peor). Por supuesto que en el camino ya veníamos trazando la ruta de salida, tomando en cuenta los consejos de mis primos que habían ido al concierto el día anterior: "Los recogemos en la puerta principal, pero no se vayan a salir a la calle porque ahí asaltan."
Y claro que a todo esto, mi madre solo ponía más cara de susto, porque creyó que el Foro Sol era un recinto pequeñito y techado. Comprendan que como residentes de ciudad mediana, no estamos acostumbrados a eventos de grandes magnitudes.
En fin, el little moster y yo ya íbamos preparados para lidiar con las multitudes y los inevitables disfraces de otros fans. Camino al estadio cruzamos toda la vendimia pirata: "Posters, posters ¡Llévese el suyo a veinte pesitos!" "Camisas, playeras y gorras; lleve su recuerdo oficial" "Grabación completa del espectáculo de Guadalajara ¡No se lo pierda ni en su casa!"
Por suerte mi hermano sólo se quiso comprar unos prendedores, como las infames pieces of flair de Facebook. En ese momento descubrí que entre sus habilidades, no se encontraba la de regatear, pero bueno, qué le vamos a hacer.
Finalmente llegamos a nuestros lugares. La grada donde nos tocó estaba llena de mamás con hijas de secundaria y prepa, un grupo de gays y unos hombres disfrazados de una mezcla entre personajes gaguescos y el Chapulín Colorado. Junto con ellos, mi hermano y yo éramos los más prendidos del lugar, jugando a hacer olas con los que estaban coordiando el asunto desde sus lugares en la cancha general.
Teníamos buena compañía, hasta que a las diez llegó un grupo de parejitas fresas a sentarse a mí lado. Venían bastante felices, seguramente de algún precopeo. A final de cuentas comieron y bebieron; se fueron y volvieron; fumaron y gritaron; compraron y tiraron; empezaron a encimarse a mi lugar y a moverme la cámara, pero por suerte sólo alcancé a empujarlos una vez antes de que finalmente se fueran temprano.
Pero antes de que empezara el verdadero espectáculo, teníamos a una emocionada DJ rodando por el escenario al compás de una selección metalera. Terminó esa fase con We are the champions y curisamente se despidió con la Novena Sinfonía de Beethoven.
Después de ella aparecieron los teloneros: Semi Precious Weapons. Creo que alguna vez vi un video de ellos. La cantidad de rimel y el cuello azul de su vocalista, me dieron a entender porque se llevaban bien con Lady Gaga.
Tocaron bien, pero como no me sabía sus canciones, pasé la mitad de su presentación intentando averiguar si el vocalista traía mallas y tacones, o simplemente no traía pantalones, pero usaba zapatillas brillantes.
Tocaron una media hora antes de irse (a final de cuentas resultó que sí traía mallas y unos tacones llenos de brillantes). Todos esperaban que Gaga apareciera en el escenario a las nueve, pero no fue así.
Escuchando Michael Jackson por las bocinas, mi hermano y yo recordamos lo que dijeron mis primos: Lady Gaga no había salido, sino hasta las 9:30. Disfruté el repertorio de MJ mientras la chica de enfrente se seguía tragando a su novio, como lo había hecho desde que llegaron, y un tipo de atrás se la pasaba explicándole a alguien más los aspectos legales de reproducir Billy Jean después de la muerte del Rey del Pop.
Pasadas las 9:30 empezó a sentirse un ambiente tenso. La mother monster seguía sin aparecer y mi hermano juraba que cada canción sería la última antes de que empezará el show.
De pronto, la música se detuvo. Hubo un segundo de silencio en el que todos contuvieron el aliento y entonces... empezó Thriller. Jamás había escuchado ruidos de desesperación y decepción cuando alguien ponía esa canción.
Finalmente, casi a las diez de la noche, se vislumbraron siluetas pasando detrás del escenario. Empezó una proyección en las pantallas y el telón del escenario. Una cuenta regresiva tenía a los little monsters al borde del colapso y con los primeros acordes de Dance in the Dark, se iluminó una silueta con moño gigante detrás del telón.
El ruido era notable, pero aunque la música seguía, la silueta no se movía. Justo antes del coro, como una marioneta rígida, la silueta empezó a mover una mano, y con eso se desató la euforia del público. Movió la cabeza y probablemente alguien estuvo a punto de desmayarse, hasta que por fin se levanto el telón y sobre un escenario semejante a un barrio nocturno, apareció Lady Gaga en persona.
Cuando empezó a cantar Just Dance, los monsters reaccionaron y todo el estadio se llenó de gritos y bailes. A partir de ahí, todo fue escalando. Lady Gaga se tomó unos momentos para compartir su ideología con sus fans. El espectáculo arrancó con un emotivo mensaje de aceptación y liberación para todos los que estaban ahí, porque: "Tonight, the freaks are outside!"
Por ser este el último concierto del Monster Ball, ya sabía que la Lady principal iba a estar emocionada, pero no contaba con que además, ese día le acababan de decir a Gaga que su gira inaugural se había convertido en la gira de un artista nuevo que más había vendido en todos los tiempos.
Lo que sea de cada quien, Lady Gaga realmente se entegó al público y su show. Cantó, bailó, se arrastró y habló con una pasión increíble. Jamás dejó de pensar en sus fans -This is for you pequeños monstruos, ¡los amo!- y esparció su mensaje a cada momento: "I love you all, just like Jesus loves everybody. It doesn't matter who you are, who you love, or how much money you have" La mother monster siempre aseguró estar dispuesta a ayudar a sus fans en lo que pudiera: You know you can count on me, I'll always listen to you... on my telephone!
Dedicó sus fans gays la canción Boys, boys, boys; exaltó los valores patrios antes de Alejandro, pero más allá de corear hot like Mexico, rejoice, el punto culminante de ese momento latino, llegó cuando presentó su nueva canción Americano. Nadie se sabía la letra, porque el disco nuevo no sale sino hasta mayo 23, pero escuchar a Lady Gaga cantando en español sobre la migración latina en Estados Unidos, dejó una gran impresión.
Después de señalar a la bandera mexicana, Lady Gaga coordinó a todo el estadio para cantar y aplaudir al ritmo de la canción. Creo que ese tema interpretado en su piano disfrazado de carro, vino a ocupar el lugar de Speechless en el show. Definitivamente, valió la pena, con todo y que las llamas ya se habían apagado. No creo que esa canción hubiera creado tanta vibra positiva, o por lo menos tan intensa, fuera de México.
A la mitad hubo otro de los exabruptos de Gaga, esta vez para probar que: "I don't f***ing lip sync! Because if you are going to pay your hard-earned money to see me, I better sing for you!" Cabe mencionar que el día anterior Gaga recibió un regalo de sus fans, quienes decidieron darle un pequeño show, cantándole Cielito Lindo a todo pulmón.
Una de mis partes favoritas fue cuando el escenario se apagó por completo en uno de los mini descansos entre cambios de escenagrafía. Todos se sentaron, agarrando un segundo aire, mientras yo pensaba "Ya no puede faltar mucho para las canciones más conocidas. Al menos eso espero, porque sino se me va acabar la batería de la cámara y el little monster de al lado me va a comer."
Supongo que ya habrán oído eso de la calma que viene antes de la tormenta. Pues en ese momento de silencio y oscuridad, de pronto se escuchó una voz grave que murmuraba: Ma-ma-ma-maa y en 0.2 segundos 55 mil personas se pararon y empezaron a gritar eufóricos al ritmo de Poker Face.
Finalmente, después haberle enseñado los dientes a Lady Gaga, llegaron los grandes éxitos radiofónicos para deleite del estadio entero. Bad Romance fue una de las joyas en ese épico espectáculo (por usar el adjetivo de la generación) y cuando parecía que todo había terminado, Gaga regresó para asegurar que todos éramos superstars y escuchar la convencida respuesta de sus pequeños monstruos: "I was born this way!!"
Después de la sopresa de Americano, el otro momento de regalo fue el cierre con Judas. Admito que a esas alturas yo ya había apagado la cámara para poder bailar y gritar la letra que me había inventado. Por suerte, a diferencia de mi hermano, a mí nadie me grabó.
Lady Gaga terminó agradeciendo a su equipo de trabajo y una vez más a sus fans. Hubo un último: "Put your paws up pequeños monstruos!" antes de despedirse de México.
En diez minutos se fueron la mitad de las personas que habían llenado el estadio. Mi hermano que quedó en estado de shock y éxtasis, mientras lo fui arrastrando entre las multitudes que se atoraban en las salidas. Finalmente logramos encontrar a nuestra prima, con todo y que no había señal de celular.
Llegamos al carro donde mi madre nos esperaba con ansias, y tuvimos otra hora y media atorados en el tráfico a las dos de la mañana, para platicar de la experiencia. Bueno, en realidad yo fui la que habló; el little monster aún no reaccionaba.
Después de todo, creo que Lady Gaga realmente va a dejar una marca. No tanto por sus habilidades musicales, que aunque son muy buenas, aún falta para que estén a la altura de otros artistas que realmente fueron un parteaguas musical. En realidad creo que más allá de los vestuarios, el maquillaje y los peinados extravagantes, la idea de Gaga se trata de resaltar las diferencias que otros prefieren ignorar o rechazar. Ahí radica su verdadera importancia.
Se trata de una embajadora de minorías. Alguien que ha decidio acercarse a quienes se sienten solos y ofrecerles la atención que tanto buscan. Lady Gaga dejará una impresión encontrada dentro de la cutura pop, pero más que eso, dejará una huella muy personal dentro de sus fans.
Hay personas para quienes esas canciones son un refugio; personas que en sus conciertos encuentran un lugar donde realmente nadie los va a juzgar. Por eso creo que esta figura es importante: aboga por un mundo libre de racismo y prejuicios. Promueve la aceptación y un montón de cosas que sonarían muy aburridas en papel.
Es el siglo XXI, dominado por los medios y la publicidad. Es cierto que Lady Gaga vende una imagen, pero también es cierto que su mensaje no pudo haber encontrado un mejor canal de distribución. En estos momentos Gaga es el ícono de los freaks y se toma ese papel en serio. Que no nos sorprenda su teatralidad y las cosas exageradas que hace para llamar la atención; más bien debería sorprendernos el extremo al que alguien debe llegar para que llame la atención de los demás hacia estos temas controversiales que nos gusta esconder en oscuros clósets.
Me gusta Lady Gaga, por su música y su discurso. No digo que a todos debería gustarles, ni creo que sea la gran revelación musical, pero a final de cuentas, disfruté su concierto. Fue una experiencia bastante interesante y en un futuro espero poder contársela a mis nietos, para darme cuenta que gracias a las extravagancias de Gaga, no les sorprenda su vestido de carne, sino la idea de que hace mucho tiempo los raros del mundo debieran unirse para ser escuchados y respetados.
En fin, aún falta mucho para que lleguemos a ese momento. Por ahora defiendo a los little monsters en su lucha por dejar a un lado los prejuicios.
Paws up!!
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