Autodestrucción Radiofónica

El dia de hoy tuve la oportunidad de ir a un café literario, donde un locutor de radio nos platicó sobre su experiencia, después de trabajar 30 años en la industria radiofónica.

Estuvo bastante interesante, y muy ameno; a final de cuentas, era un locutor de verdad. Y ese fue precisamente uno de los temas que discutimos: cómo se ha ido desvirtuando esta profesión.

Se supone que un buen locutor trabaja su voz, y tal vez incluso más, su carisma. Un conductor de radio aspira a ser más que un simple narrador. Hoy en día, se ha establecido todo un vínculo entre el locutor y el radioescucha. Ha evolucionado hasta convertirse en una dinámica bastante interactiva, con todos los pros y contras que trae consigo.

Lo que empezó como algo bueno, como felicitar a las personas en su cumpleaños, se ha degenerado en bromas de mal gusto. No sé ustedes, pero hoy en día hay tantos locutores hablando de puras tonterías, que prefiero conectar mis discos o el iPod, para no tener que estarlos aguantando.

Y es una lástima, porque a mí me gusta mucho escuchar la radio. Me hace sentir conectada al mundo. Puedo estar en mi cuarto, en el carro, con la luz encendida o apagada, y a través de la transmisión en vivo, me siento parte de algo más; me siento acompañada. El único problema es encontrar buenas compañías.

Sé que muchos de los chistes que tanto promueven al aire, se siguen usando porque, invariable y lamentablemente, atraen al público. Ni siquera empezaré a cuestionar qué clase de público se siente atraído por esas cosas. Ya estaría entrando en otro rollo sociológico.

Es solo que extraño la buena radio. Mentira, ni siquiera puedo extrañarla porque no recuerdo haberla vivido. Quisiera encontrar buena radio. No digo que no haya, es solo que no es la más conocida, y en ocasiones es difícil dar con ella.

Me encantaría escuchar una buena radionovela. Sería maravilloso poder recuperar ese género. Un punto intermedio entre un libro con completa libertad imaginativa, y un programa de televisión. Adoro las voces de locutor. ¿No les encanta tener esa incertidumbre de cómo se ve la persona que habla? Hay veces en que incluso prefiero nunca ver una foto de los locutores, para quedarme solo con su imagen vocal.

Tengo mis esperanzas puestas en el futuro. Confío en mis amigos comunicólogos para crear un mejor ambiente radiofónico. No creo que la radio este muriendo por la tele o el internet. Los mismos "locutores" y programas vacíos están acabando con la credibilidad y utilidad de la radio. 

No podríamos vivir sin ella, pues sigue siendo una de las señales más confiables, además de ser un excelente medio de información. ¿Quién más es tu fiel copiloto al manejar? Claro, la radio que no se duerme, y además no te distrae como el celular y sus derivados, o las nuevas pantallas integradas. 

En fin, espero que algún día pueda ver un resurgimiento de este medio. Me parece que aún tiene mucho potencial. Para empezar, la música sigue siendo una fuerte industria, cuyo éxito depende mucho de su desempeño en el aire. Y sí, quiero pensar que en algún lugar del mundo, alguien más sueña con retomar la tradición de la radionovela. 

Me gustaría escuchar una estación que me salve de esos comentarios fuera de lugar. Sería como matar dos pájaros de un tiro, pues además me ahorraría mucho tiempo de estar escuchando a mi madre quejándose de esos locutores que solo hablan en dobles sentidos. 

Sé que estoy pidiendo mucho, pero ya saben que soy una soñadora. Mi línea de expectativas realistas solo aparece un paso antes de la hora nacional. Contra eso no puedo combatir, porque además es útil: cuando empieza sé que ya es hora de hacer la tarea que no terminé en todo el fin de semana.
Flickster 

Ps. les dejo la liga un programa de radio sobre películas, llamado Flickster. Es conducido por alumnos de Comunicación. Cualquier comentario o sugerencia es bienvenido. 

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