Noche de Grammys
Se dice que está es la noche más importante de la música. Yo creo que en parte tiene razón, pues se entregan los premios más importantes de la industria musical, pero a la vez, me parece que la música es algo que se vive día a día, y no en una noche.
Por cada premio que se entregó en un minuto, hay horas acumuladas de éxito radifónico. Esos meses que pasamos escuchando las mismas canciones, repitiendo el mismo coro, bailando una coreografía, esos momentos son los que hacen a una canción memorable.
Poco importa cuántos premios gane. Si se trata de premios de popularidad como los VMA's o más serios, como los Grammys. Aunque los números de nominaciones y galardones obtenidos sirvan para incrementar la fama y el reconocimiento de un artista, se trata de datos fríos que se borran con el tiempo.
En treinta años nadie va a recordar si Lady Gaga fue nominada como Artista Revelación, pero a nadie se le va a olvidar que se vistió con un traje de carne cruda. En veinte años, es probable que a Justin Bieber finalmente le cambie la voz, pero independientemente de cuántos Grammys haya ganado o no, seguiremos escuchando el eco de los gritos de sus fans enloquecidas.
Sí, los Grammys son importantes, pero la verdad, yo veo el show por las presentaciones. No sé quien ganó qué el año pasado, no sé quienes eran los que ganaron album del año esta noche, pero sé que cuando tenga 70 años, quiero poder brincar como Mick Jagger y espero que el matrimonio de Katy Perry duré más que su presentación en el columpio, o terminará cantando como Lady Antebellum.
Me encanta la energía de este magno concierto, y algún día espero poder tocar el piano como Lady Gaga, aunque de preferencia, uno que no esté en llamas.
Me encanta la energía de este magno concierto, y algún día espero poder tocar el piano como Lady Gaga, aunque de preferencia, uno que no esté en llamas.
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