El Cisne Negro

Acabo de ver Black Swan.

Sí, estoy oyendo Tchaikovsky en este momento. No se preocupen, mis uñas están ocupadas tecleando.

Antes de ir al cine, ya había escuchado sobre le película. Me dijeron que era muy buena, pero muy fuerte. Como ya sabrán, está nominada al Oscar en varias categorías, y aunque estoy consciente de que es un thriller psicológico -algo que normalmente no veo- admito que sentía mucha curiosidad.

Casi siempre termino viendo tonterías de "comedia" cuando salgo al cine en bola, por lo tanto decidí que esta vez no desaprovecharía la oportunidad de ver una película verdaderamente buena. Ya van varias veces que se me pasa el tiempo, y termino rentado las películas que me recomiendan (estoy en contra de verlas en internet).

Definitivamente, no me arrepiento de haber visto Black Swan. Para los amantes del Ballet, no esperen encontrarse con una típica película de baile. La trama se centra en un Ballet, y en el arduo trabajo de una solista para conseguir el  papel principal, cierto. De ahí en fuera, es un intrincado viaje psicológico a la mente de una bailarina.

Ningún comentario me preparó para la cantidad de uñas desangradas que iba a ver. A la mitad de la película, recordé porque no me gustan las historias estresantes, con elementos surrealistas. Al final, me quede impresionada.

Realmente vale la pena.

La angustia, el asco, la desesperación que sientes sin moverte de la butaca, todo es prueba del maraviloso trabajo de Aronofsky y Natalie Portman. Pocas películas me han hecho sentir, y cuestionarme, tanto.

Salí del cine pensando en la genialidad de la locura. No en lo que nos presentan normalmente como el científico loco: una mente brillante que termina consumida por su propia idea.

No, yo salí pensando en la locura que inspira las ideas -o en este caso actuaciones- extraordinarias. Lo sé, suena loco ¡pero lo es! La misma palabra -extraordinario- indica que hay cosas tan sobresalientes, que sobrepasan nuestra concepción de "normal".

Sigo maravillada ante esa posibilidad. Ante lo grandioso que puede llegar a ser el límite de la mente humana. Ya se ha dicho antes: hay una fina línea entre la genialidad y la locura. Quienes viven en ese borde llegan a ser las personas más admiradas, compadecidas y rechazadas.

Ya antes había hablado sobre la perfección que busca el Ballet. Es un hermoso y doloroso arte que esconde sus ampollas bajo hermosos tutús. Esta obsesiva búsqueda de perfección es el catalizador de una brillante locura.

Me encantó la película por cómo maneja temas, que nos llegan a parecer muy trillados. La historia no es para todos,  pero quienes acepten el reto, no se van a arrepentir. Por lo menos, yo no me arrepiento.

Obviamente no tengo la autoridad de algún crítico porfesional, solo comparto mi opinión. Y claro que esto no sustituye una salida a ver un Ballet verdadero, pero para eso aún debo aprender a tocar Once Upon a December en piano, para que mi hermano cumpla su promesa de llevarme a Rusia.

Hasta entonces, tengo tiempo de ahorrar para el abrigo blanco que usaré para ir a ver El Lago de los Cisnes. Si no me alcanza el dinero, siempre puedo conformarme con la bufanda blanca de Nina.

Bueno, mi lista de canciones se termina. El cisne se está muriendo ¿o acaba de conocer al príncipe? No estoy segura. Le preguntaré a la sombra en el espejo...

                         

Comments

  1. Freaky! Espero poder verla antes de los Oscares, y mas te vale estar practicando "Once Upon a Deember" o no habrá Rusia!

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